Mucho se ha hablado de los beneficios de los probióticos y prebióticos, ¿Pero realmente sabemos por qué son tan importantes en nuestra vida?
¿Qué son?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) los son microorganismos vivos que cuando son administrados en la cantidad adecuada confieren un efecto beneficioso para la salud del sujeto que los recibe. Habitan en nuestro intestino, sobre todo, en el colón, y también se conocen como flora intestinal o microbiota gastrointestinal.
Aproximadamente cada uno de nosotros tenemos 100 billones de estas bacterias habitando en el intestino, y aunque siempre debería haber la misma cantidad, como consecuencia de diversos factores, puede variar (edad, estilo de vida, estrés o una dieta desequilibrada, por ejemplo).
¿En qué nos ayudan?
Pues principalmente en que tengamos una buena salud intestinal y que, por lo tanto, disfrutemos de una buena digestión sin gases, hinchazón y malestar. También colaboran en la producción de vitaminas y en la correcta absorción de minerales.
Se utilizan en un gran número de enfermedades, principalmente aquellas gastrointestinales, como la diarrea infecciosa o el Helicobacter Pylori, en trastornos funcionales como el cólico del lactante y el estreñimiento y durante o después de la toma de antibióticos (que despoblan la flora intestinal). También se ha valorado que beneficios puede tener en alteraciones inmunológicas como la dermatitis atópica y la prevención y tratamiento de la alergia alimentaria.
¿Dónde podemos encontrarlos?
Pues bien, hay ciertos alimentos muy ricos en probióticos y prebióticos, como por ejemplo, el Yogur, el Kéfir o la col fermentada. Es bueno que incluyamos este tipo de alimentos en nuestra dieta para mantener nuestra flora intestinal sana y salva. Pero para combatir las molestias que van más allá de un día puntual, si estamos tomando antibióticos, si vamos de viaje, en casos de diarrea, estreñimiento o cualquier desajuste en el sistema digestivo, es mejor que recurramos a los suplementos alimenticios, que nos aportaran la cantidad necesaria de estos microorganismos que nuestro cuerpo necesita. Por el contrario, si sólo echamos mano de la alimentación, no podremos saber qué número exacto estamos tomando, si necesitamos más cantidad o si nuestro cuerpo lo está absorbiendo correctamente.