Hay días en los que despertarse de la cama se convierte en toda una odisea. Nada más abrir los ojos deseamos que pase rápido el día y podamos volver a meternos en la cama bien calentitos a descansar. La falta de energía o fatiga puede darse por varios motivos, desde un descanso insuficiente, procesos de ansiedad, tensión, pérdida de fuerza o tono muscular, infecciones, inestabilidad emocional, preocupación, tristeza o el propio envejecimiento fisiológico.
Además, en algunos momentos puntuales del año, este cansancio extremo puede incrementarse, como por ejemplo durante los cambios de estación, especialmente en la primavera con la llamada astenia primaveral.
¿Qué podemos hacer para reducir el cansancio y recuperar nuestra vitalidad natural?
En primer lugar, recuperar la energía y vitalidad de forma natural es posible, solo tendremos que tener en cuenta una serie de cambios y hábitos necesarios para potenciar nuestra energía natural.
- Dormir bien y suficiente. Para disfrutar de una buena higiene del sueño deberíamos irnos a dormir y levantarnos más o menos a la misma hora y alejarnos de luces artificiales y actividades muy intensas antes de ir a la cama.
- Alimentarnos de forma saludable, incluyendo en nuestra dieta una gran cantidad de antioxidantes, minerales y vitaminas. ¡Cuánto más color mejor!
- Caminar, mínimo, 10.000 pasos diarios. No se nos tiene que olvidar que estamos hecho para el movimiento, no para estar en una silla 10 horas seguidas.
- Hacer ejercicio físico de manera regular, mínimo 3 veces a la semana.
- Cuidar y reforzar nuestro sistema inmune para evitar infecciones u otro tipo de patologías que nos pueden sacar la energía y vitalidad.
¿Qué vitaminas son buenas para combatir el cansancio?
Una de las funciones principales de las vitaminas es la de ayudar al cuerpo a asimilar correctamente otros nutrientes importantes para el organismo. En muchas ocasiones, cuando pasamos por una época de cansancio extremo sin motivo aparente, es posible que nos falten vitaminas del grupo B, D y E. normalmente, el cansancio no se produce por el déficit de una sola vitamina, sino que más bien se trata del déficit o desequilibrio de un conjunto de vitaminas.
Por un lado, las vitaminas del grupo B, tales como la B1, B2, B3, B5, B6 y B12, son de las más importantes a la hora de combatir el cansancio y la fatiga. Entre sus principales beneficios destacan el buen mantenimiento del cabello, las uñas y las mucosas.
Por otro lado, la conocida vitamina C, también es de vital importancia para mantener nuestra energía en buenas condiciones. Su propiedad más conocida es la de combatir gripes y resfriados, aunque, realmente, sus beneficios tienen más que ver con su papel antioxidante que otra cosa. En momentos de mucho estrés o fatiga, nuestro cortisol (la hormona del estrés) puede dispararse lo que generará muchos radicales libres en nuestro organismo. La vitamina C ayudará a combatir estos radicales libres gracias a su alta capacidad antioxidante.
La vitamina D, es muy importante para mantener nuestro sistema inmune en buenas condiciones, así como el funcionamiento del sistema nervioso. Hoy en día es muy común experimentar carencia de vitamina D puesto que pasamos muchas horas en espacias cerrados. Es importante aumentar la ingesta de alimentos ricos en esta vitamina tales como el pescado azul, el hígado, la yema de huevo o las setas.
Finalmente, la vitamina E, interviene en funciones tan importantes como la de proteger los tejidos corporales de los posibles daños causados por los radicales libres. También es muy importante para mantener nuestro sistema inmunitario fuerte y en buenas condiciones.
¿Cuándo tomar un suplemento multivitamínico?
En algunas ocasiones, el aporte de vitaminas que conseguimos a través de la dieta no es suficiente y puede que necesitemos echar mano de un multivitamínico. Llegado el caso, la mejor opción siempre será un multivitamínico natural, ya que, en contraposición de los multivitamínicos químicos, hará efecto mucho más rápido. Aproximadamente entre 48 y 72h, mientras que uno químico puede hacer efecto real al cabo de dos o tres meses.
Finalmente, recordar que la toma de cualquier suplemento siempre tiene que estar supervisada por un profesional de la salud que nos oriente para saber cuál es la mejor opción para nosotros.