Empecemos por lo verdaderamente importante, nuestra flora intestinal la primera línea de defensas de nuestro organismo. Si tenemos en cuenta que el aparato digestivo de los niños no se acaba de formar hasta los 6 años, más motivo para informarnos al máximo sobre cómo tener una flora intestinal en perfectas condiciones.
La flora intestinal está compuesta por microorganismos de diferentes tipos que se hallan a lo largo del tubo digestivo del estómago al duodeno; el tipo de esta microflora es diferente en los distintos segmentos, condicionado sobre todo por las variaciones del Ph y por la presencia más o menos abundante de oxígeno.
La influencia de la enorme población de microorganismos que colonizan la luz intestinal es importante no solamente como barrera de protección, sino también porque cumplen una serie de funciones nutricionales. Durante los procesos metabólicos de las bacterias se producen diversas sustancias que son aprovechadas por el organismo hospedador.
La importancia de la flora intestinal
La microflora intestinal tiene diversas funciones nutricionales que resultan de gran importancia para nuestro bienestar:
- Digestión, absorción de nutrientes y síntesis de vitaminas. Especialmente importante en el caso de los niños, que necesitan absorber adecuadamente todos los nutrientes y vitaminas.
- Producción de enzimas
- Transformación de sales biliares
- Nutrición del epitelio intestinal, que es el tejido que recubre el intestino y el cual es importante que reciba los nutrientes adecuados.
Como decíamos, mantener nuestra flora intestinal y la de los niños en buenas condiciones es muy necesario si queremos disfrutar de un buen estado de salud, sin embargo en algunas ocasiones, debido a factores externos como por ejemplo una mala alimentación, el estrés, la toma de antibióticos etc. se pueden provocar alteraciones en nuestra flora y derivar en lo que técnicamente llamamos disbiosis intestinal.
¿Qué es la disbiosis intestinal?
Hemos dejado claro que la flora bacteriana intestinal normal ejerce un papel fundamental para mantener el equilibrio de las funciones orgánicas, tan importante para nuestro bienestar y salud.
Todo esto se realiza a través del mantenimiento del pH intestinal, la protección de sus paredes, la producción de determinados grupos de vitaminas y, sobre todo, la estimulación de las estructuras inmunitarias.
Una variación en la composición cualitativa y cuantitativa de la flora, deja el campo libre al desarrollo de agentes aerobios anormales lo que se traducen en molestias tipo, gases, hinchazón, digestiones pesadas u otras alteraciones más graves.
‘’Cuando la flora intestinal se ve alterada se puede manifestar con síntomas como gases, hinchazón y digestiones pesadas, por ejemplo’’
Las causas de la disbiosis pueden ser muchas, pero una de las más comunes es la mala alimentación, por eso durante la Navidad, cuando nuestros hábitos alimenticios se ven alterados, es normal que tengamos molestias que habitualmente no tenemos.
¿Cómo podemos prevenir la disbiosis intestinal?
Lo ideal sería mantener siempre una alimentación que se basara en unos hábitos sanos y saludables, sin embargo esto no siempre es fácil de cumplir, ya que en algunas ocasiones nuestras rutinas alimenticias se pueden ver alteradas.
Para prevenir o tratar estas alteraciones de la flora bacteriana, los profesionales de la salud, recomiendan el uso de probióticos para regular el balance de microorganismos que habitan en nuestro sistema intestinal.
Según la Organización Mundial de la Salud, los probióticos son: microorganismos vivos que, cuando son administrados en la cantidad adecuada confieren un efecto beneficioso para la salud del sujeto que los recibe.
En el caso de los niños, los probióticos son especialmente interesantes si se está tomando antibiótico o se ha tomado en un plazo relativamente corto. En verano, por ejemplo, es muy común que los más pequeños de la casa sufran alguna gastroenteritis, otitis o faringitis. En los tres casos, de forma directa o indirecta la microbiota de los niños necesitará ser repoblada.
En Vitae disponemos de probióticos para niños, con un agradable sabor a vainilla, sin lactosa, gastroresistentes y que no necesitan ponerse en la nevera. Si queréis más información no dudéis en hacer clic en este link.