Un trastorno muy característico de los niños de edad comprendida entre los dos y cinco años consiste en el llamado sollozo espasmódico, en el que el niño deja prácticamente de respirar durante unos segundos y al mismo tiempo presenta convulsiones, acompañadas de pérdida de conocimiento.
Dicho trastorno psicológico, que puede llegar a aterrar a los padres debido a que muchas veces lo confunden con un ataque de epilepsia, revela en verdad una relación conflictiva entre madre e hijo. Esta relación conflictiva se produce por la búsqueda fundamental de autonomía por parte del hijo y las dificultades que tropieza para resolver por sí mismo sus propios problemas.
Por su parte la madre la madre interpreta este deseo de mayor independencia como un una tendencia a la desobediencia o como una manera de desafiarla como autoridad. Todo ellos desemboca en un enfrentamiento madre-hijo, en el que este último utiliza como elemento de chantaje el sollozo espasmódico.
Desde el punto de vista médico, este trastorno se produce durante un ataque de cólera o llanto, especialmente sucede con niños con hiperactividad y prepotentes que, de pronto, deciden contener la respiración durante lapsos de tiempo variables.
Este trastorno puede presentarse bajo dos formas
El sollozo espasmódico cianótico:
En la cual el niño estalla en un llanto estridente, para que poco a poco sostener la respiración. Esta forma va seguida de una pérdida de conocimiento, o de desmayo con los ojos en blanco y con frecuencias se pueden presentar convulsiones de tipo tónico.
El sollozo como “pálida”
Otra forma aún más conocida es cuando el niño palidece, lanza un grito y cae al suelo con pérdida del conocimiento o sacudida. Es importante notas que esta otra forma del sollozo espasmódico se presenta luego de no consentir algún deseo del niño.
La gran diferencia con un ataque epiléptico es que una manifestación de este tipo reside fundamentalmente en el hecho de que, en el caso del sollozo espasmódico, el ataque y pérdida de conciencia siguen siempre a una disputa, una manifestación de cólera o cualquier otro hecho conflictivo.
Es importante recalcar que este trastorno no constituye ningún peligro grave y tiende a desaparecer cuando el niño alcanza los cinco años.