Durante sus investigaciones enfocadas en la búsqueda de la clave para el mantenimiento de la salud humana, el biólogo ruso Élie Metchnikoff, ganador del Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1908, vio atraída su atención hacia las numerosas comunidades búlgaras que se destacaban por albergar un gran a una población muy sana compuesta por jóvenes vigorosos, mujeres fértiles de piel perfecta y cabellera hermosa y ancianos fuertes que superaban el centenario de edad; todo, aun pese a las arduas jornadas de trabajo que realizaban diariamente y a la escasez de alimentos y medicamentos modernos en sus hogares.
El fenómeno búlgaro decodificado
Lo que Metchnikoff descubrió con asombro durante sus pesquisas en estas comunidades, fue que la población dee estas comunidades búlgaras basaba su alimentación en toda clase de lácteos fermentados artesanalmente, entre ellos, el legendario yogurt de leche de vaca. Luego de recoger observaciones y testimonios, Metchnikoff consiguió aislar el bacilo que se utilizaba para fermentar la leche. Esta bacteria, bautizada como probiótico, se nutre del suero de la leche, lo cual le da gran resistencia y le permite viajar hasta el sistema digestivo, donde apoya la función sin colonizar y sin desplazar a la población de bacterias naturales que forman la flora intestinal.
La mejor fuente de probióticos
Estas bacterias son muy apreciadas en la actualidad debido que mejoran y agilizan la actividad gastrointestinal, aliviando el estreñimiento, la gastritis, las hemorroides y contribuyendo a la adecuada eliminación de grasas y toxinas. También se sabe que refuerzan el sistema inmunológico, mejorando la salud general. Aunque el yogurt es una gran fuente de este tipo de microorganismos, una excelente opción son los suplementos, que concentran una mayor cantidad de probióticos en una sola toma práctica. Prueba Microflorana® de Vitae, un complemento alimenticio que contiene Lactobacillus gasseri, Lactobacillus helveticus y Bifidobacterias, además de extracto de diente de león y vitaminas esenciales.
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