De la misma forma que hacer ejercicio mantiene nuestro cuerpo en buena forma, hay una serie de cosas que también podemos hacer para mantener en buena forma nuestro sistema inmunitario, especialmente durante los meses de invierno. Hay unas pautas básicas como por ejemplo, comer sano, hacer ejercicio moderado y disfrutar de un buen descanso, sin embargo, muchas veces esto no es suficiente.
¿Qué es el sistema inmunitario?
Es el sistema de defensa natural que tiene nuestro cuerpo para luchar contra agentes externos y dañinos, trabaja las 24h del día cada día de nuestra vida y está diseñado para ser altamente efectivo. Cuando hablamos de agentes externos nos referimos a bacterias, virus, parásitos y hongos y cuando es necesario también infecciones. Por lo tanto, cuanto más fuerte y activo tengamos nuestro sistema inmunitario, mejor.
Nuestro sistema inmunitario también se puede ver alterado por cosa como el estrés (muy común hoy en día) y no dormir las horas suficientes. Estas dos cosas tan normalizadas en nuestra sociedad, pueden volver hacer que nuestro sistema inmune se vuelva más vulnerable a un ataque.
Explicado de forma muy sencilla, nuestro sistema inmunitario está compuesto por dos partes, el sistema inmune innato y el adquirido. El primero es nuestra primera línea de defensa, las células inmunitarias innatas están programadas para reconocer agentes externos y después acabar con ellos, hablando claro y directo.
El adquirido está es aquella parte del sistema inmunitario con memoria. Después de una infección o vacunación, las células se acordarán de las características del ser infeccioso y generarán una respuesta inmune para combatir contra él.
¿Cuál es el problema?
A lo largo de los años nuestro estilo de vida ha cambiado tanto que nos hemos vuelto vulnerables a nuevas amenazas. Hay que ser conscientes de que vivimos en un entorno donde no todo es natural (vivimos rodeados de tóxicos), tomamos antibióticos, hay un incremento de la malnutrición del tipo B, el transporte público está repleto de gente, vivimos con estrés constante, estamos expuestos a radiaciones etc. Todo esto afecta a nuestro sistema inmunitario.
¿Cómo podemos solucionarlo?
Hay una ‘’cosa’’ llamada betaglucanos que puede ser la solución a muchos de nuestros problemas con el sistema inmunitario. Tal y como explicamos en otro artículo, los beta-glucanos son nutrientes que forman la pared celular de levaduras, hongos, bacterias y de algunos granos como la avena o la cebada, y su función es, básicamente, inmunomoduladora. Aumentan la resistencia del organismo frente a los patógenos invasores, o dicho de otra manera, ayudan a prevenir gripes y constipados, por ejemplo.
Técnicamente, los beta-glucanos activan la producción de macrófagos, neutrófilos, monocitos y células Natural Killer, modulando así la respuesta inmune. Hablando de forma más mundana, los betaglucanos actúan como si fuera un virus o patógeno que entra en nuestro cuerpo. Esto hace que nuestras defensas se pongan en marcha y, así, se mantengan activas para cuando realmente nuestro organismo sufra un ataque nocivo.