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Dra Radharani Jiménez: «La vagina y la vulva necesitan un mantenimiento»

Bienvenidos a Vitae Talks, el espacio donde damos voz a profesionales de referencia del mundo de la salud y la nutrición con el objetivo de promover un estilo de vida saludable y holístico.

Hoy nos acompaña la Dra. Radharani Jiménez Carvallo, ginecóloga especializada en reproducción humana que, gracias a sus experiencias, fue ampliando su visión de la medicina hacia una forma más global y holística.

La Dra. Radharani Jiménez detectó la necesidad por parte de las mujeres de hablar y entender su cuerpo, mente y emociones en las distintas etapas de su vida. También es autora del libro «Menopausia: tu nueva oportunidad«.

Hoy la tenemos aquí con nosotros para que nos cuente un poquito sobre ella y sus experiencias.

Dra. Jiménez, es un placer poder contar en Vitae Talks con profesionales de su calibre. Nos gustan las mujeres que nos pueden aportar una visión más global de nuestro cuerpo y emociones. Cómo responderías a la pregunta ‘¿A qué te dedicas?’

Soy médico especialista en ginecología y obstetricia. Siempre me incliné hacia la parte de fertilidad porque me gusta trabajar con la vida, ayudando a las parejas o a las mujeres que quieren tener bebés a poder hacerlo y cumplir con ese propósito.

La verdad es que ha sido muy gratificante. Hice un máster en reproducción humana aquí en la Universidad Autónoma de Barcelona, que me amplió toda la perspectiva de la salud hormonal de la mujer. Por esa parte, me fui vinculando mucho en el mundo hormonal, que es muy complejo, apasionante y muy desconocido para muchísima gente, incluso para muchos médicos.

El seguimiento continuo a lo largo del tiempo de esas mujeres que vinieron a mí para quedar embarazadas, a las que hicimos tratamientos y que muchas rozaban ya la edad de la transición a la menopausia, me fue vinculando con el mundo de la menopausia.

Empecé a escuchar sus quejas, sus historias y a percibir que muchas veces tenían alteraciones en la calidad de vida que ni siquiera comentaban con nadie. Me empecé a interesar por ellas y a conectar mucho con ese dolor y sufrimiento que traían muchas mujeres y que habían silenciado y normalizado.

¿De estas experiencias con tus pacientes surgió la necesidad de escribir un libro?

Me di cuenta de que había poca información y que muchas veces el lenguaje de la información que había disponible no conectaba realmente con las mujeres. Obviamente, existían libros sobre menopausia muy bien trabajados pero sentía que el lenguaje no acaba de responder a esas inquietudes. Entonces, me propuse empezar a divulgar. Comencé a hacer directos en redes sociales, a escribir artículos y posts que ayudaran a aclarar un poquito esas dudas.

Hice un directo con una dietista muy conocida, que es mi amiga, y de allí salieron 700 dudas en un solo post. Veíamos que se repetían las dudas, las mismas que ya se habían repetido en otro podcast que había hecho con una periodista venezolana que ha sido mi mentora en todo esto y me ha abierto las puertas para descubrir la pasión que siento ahora por comunicar.

A partir de allí, me dije… tengo que dar respuesta a esto y creo que un solo directo de una hora o un solo podcast no es suficiente para poder hablar de todas las cosas que he ido desarrollando a lo largo de estos años y que he ido entendiendo también como mujer.

La verdad es que he aplicado muchas de estas cosas para mí misma porque es inevitable sentirte reflejada en lo que vas viendo. Así que decidí que tenía que escribir un libro y, de hecho, el libro que estaba escribiendo inicialmente era ‘Cómo prepararnos para la menopausia’, que será mi segundo libro. Pero, ante la necesidad, pensé que debía dar respuesta ya a esto porque se necesitaba de forma urgente.

Mi libro ‘Menopausia: tu nueva oportunidad’, va dirigido a mujeres que ya han tenido la última regla, la menopausia, y a las que están pasando por todo ese proceso. Mujeres que tienen síntomas, quejas, preguntas no resueltas…creo que allí pueden encontrar respuestas de una manera bastante práctica y soluciones para todo tipo de mujeres.

No está dirigido a ser una panacea o una pastilla mágica, sino que hablo de forma holística de todas las pequeñas cosas que nos pueden ayudar a vivir mejor.

Increíble…creo que es muy interesante que existan profesionales del mundo de la salud que divulguen este tipo de contenidos porque no se han divulgado durante muchísimos años. Las mujeres, al llegar a la etapa de la menopausia, estaban muy perdidas y, además, con mucha información errónea e incorrecta, con muchos mitos e historias extrañas alrededor de todo esto, ¿no?

Totalmente, así es. Hay muchos mitos, miedos, desinformación, vergüenza, porque todo lo relacionado con la salud femenina ha sido silenciado y nos ha llevado a la vergüenza cuando son cosas naturales que vive la mitad de la población.

No hay por qué avergonzarse ni de la regla, ni de la menopausia, ni de nada relacionado con la salud femenina. Lo que hay que hacer es poner la información al alcance para que las mujeres podamos decidir cómo queremos vivir.

¡Qué maravilla! Pues hablemos de menopausia entonces. Usted comenta que la palabra menopausia solo significa la última regla de la vida y eso es todo. Entonces, ¿qué es exactamente la menopausia?

La menopausia tiene mucha vinculación con la fertilidad. Una cosa me llevó a la otra. Parecen dos extremos opuestos, pero están directamente relacionados. Nosotras nacemos con una carga de óvulos en nuestros ovarios. Los tenemos incluso desde que estamos en el vientre de nuestra madre, en el útero materno. Esos óvulos, llamados ovocitos, los vamos gastando. Imagina un banco donde tenemos millones de óvulos. Realmente nacemos con millones y, a lo largo de la vida, incluso antes de la primera regla, los vamos gastando porque esas células están programadas para autodestruirse.

La aceleración de la destrucción de esas células empieza a ocurrir sobre todo a partir de los 35 años. Este punto nos lleva a que los cambios empiezan mucho antes de lo que imaginamos.

La menopausia ocurre cuando ya se acaban las reglas, pero antes ya empiezan a haber ciertos cambios que tenemos que poder identificar para contrarrestarlos. Cuando empieza esa aceleración de la pérdida de óvulos, nuestro ovario se va agotando y pueden empezar a haber algunas alteraciones en la regla, algunos cambios en nuestros ciclos, hasta que finalmente llegamos a esa última regla, que representa que los ovarios han cesado su actividad. Es algo natural, un fenómeno fisiológico que vivimos todas las mujeres, pero que tiene repercusiones.

El hecho de que sea natural no significa que haya que sufrirlo, que tengamos que padecerlo sin ningún tipo de ayuda. Eso es lo primero que quiero desmitificar, porque mucha gente asocia «natural» con «hay que aguantar». Vamos a vivir en menopausia prácticamente un tercio de la vida, incluso puede llegar a ser la mitad.

La expectativa de vida está aumentando gracias a los avances médicos y las mejoras en la calidad de vida de la población. Viviremos muchos años después de esa última regla. El ovario tiene un reloj biológico muy diferente al reloj biológico del resto del cuerpo.

Una mujer a los 50 años, que es la edad promedio de la menopausia en nuestro país, España, está estupenda y plenamente capacitada para desenvolverse en todas las áreas de su vida, exceptuando la reproductiva, aunque eso lleva un paréntesis porque se puede recurrir a alguna técnica en ciertos casos. Pero una mujer a los 50 está plena, deseosa de trabajar y de vivir con plenitud.

Brillante reflexión. Históricamente se ha relacionado la menopausia con la desaparición de la mujer del ámbito social y prácticamente podríamos sostener que vital, en términos generales. Resumiendo…’tienes la menopausia, entonces ya eres una vieja’. Y esto es absolutamente erróneo porque tal y como dice usted, simplemente a nivel de fertilidad hay un cambio…y punto.

Todavía hay muchas mujeres que, aunque no lo admitan abiertamente sienten miedo. Muchas veces les he preguntado qué es lo primero que les viene a la mente cuando piensan en la menopausia. Es una pregunta que he hecho reiteradamente a pacientes en consulta, en Instagram…y siempre surge la palabra miedo. Miedo, vejez, envejecimiento, el fin de lo bueno, el comienzo del deterioro, el declive. Esto se repetía muchas veces. En algunas ocasiones, decían transformación, nuevo ciclo, nueva oportunidad, una fase distinta, plenitud, armonía, pero eso era la minoría.

Mi propósito profesional es reinventar el significado de la palabra Menopausia

Creo que mi propósito profesional es reinventar el significado de la palabra menopausia. Reinventarlo, transformarlo. Que de ser una cosa terrible que nos trae pensamientos negativos, empiece a verse como algo positivo.

Es cierto que es el fin de algo, tenemos que aceptar algunas cosas y conectar con nuestro cuerpo para saber qué necesitamos en ese momento, pero no verlo como algo negativo porque eso ya nos está condicionando a pasarlo mal. Nos está poniendo una etiqueta y limitándonos en nuestras vidas, y eso no puede ser. No podemos limitarnos nosotras mismas por una connotación que no necesariamente tiene que ser así.

¿A qué edad sería normal tener la menopausia? ¿Y qué ocurre si se adelanta?

La edad promedio es entre los 45 y 55 años, un abanico bastante amplio y variable, depende de muchas circunstancias, incluidas las genéticas. También depende del estilo de vida, porque hay ciertos hábitos que pueden acelerarla como, por ejemplo, fumar, un mal estilo de vida, o un exceso de estrés crónico.

El estrés nos oxida más rápidamente y podría envejecer el ovario de una forma prematura. Sin embargo, casi siempre está predestinada genéticamente esa edad. No podemos saberla de forma exacta hasta que haya pasado un año sin menstruación. Aunque se están ensayando y utilizando algunos test genéticos que pueden predecir la edad de la menopausia.

En algunas mujeres, puede ocurrir antes. Cuando ocurre entre los 40 y 45 años, se denomina menopausia temprana. Y cuando ocurre antes de los 40, que es una edad realmente temprana, estamos hablando de insuficiencia ovárica prematura, también conocida como menopausia precoz. Yo le llamo menopausia precoz porque es más fácil de entender, pero los expertos prefieren el término insuficiencia ovárica prematura para evitar connotaciones negativas.

A una mujer de 38 o 37 años llamarla menopáusica puede hacerle sentir peor. Por eso se ha consensuado no usar «menopausia precoz», sino «insuficiencia ovárica prematura». Pero siempre es indispensable tratar a estas mujeres porque no deberían dejar de ovular ni de tener producción hormonal a tan temprana edad. No tratarlas adecuadamente es una forma de maltrato.

Entonces, hablemos de la sintomatología en la menopausia. Uno de los síntomas más comunes son los sofocos. ¿Por qué se producen y cómo podemos eliminarlos, si es que se puede?

Sí, por supuesto que se puede. Los sofocos son el síntoma más notorio y el más mencionado… el que todo el mundo relaciona directamente con la menopausia. Es un síntoma muy molesto. Solo la mujer que los ha sufrido sabe lo incómodo que es y cómo puede afectar la calidad de vida.

Lo peor que podemos hacer es pensar que esto ‘ha de pasarse’ como una especie de peaje. Los sofocos se producen por una disminución de los estrógenos. Existen distintas opciones para combatirlos, desde un tratamiento médico a cambios en el estilo de vida, actividad física o una dieta antiinflamatoria o acupuntura, entre otros.

También hay una derivada importante de la menopausia que puede ser la sequedad vaginal, que puede provocar dolor en las relaciones sexuales. ¿Se puede tratar de alguna manera?

Hay muchas mujeres que creen no padecer los síntomas de la menopausia pero que tienen sequedad vaginal y dolor. O, simplemente, han dejado de tener relaciones sexuales por este motivo. Han normalizado y asumido que eso es ‘lo que toca’. No es así en absoluto. La vagina y la vulva necesitan un mantenimiento. Entre 45 y 50 tenemos que hacer algunos cuidados de la zona vulvovaginal porque ,en general, la hidratación de estas zonas va disminuyendo. Va disminuyendo la capacidad de captar agua, va disminuyendo el ácido hialurónico, la producción de colágeno, y esto nos va a dar ciertas molestias como picor.

La vagina y la vulva necesitan un mantenimiento

Debido a estas molestias, muchas mujeres no quieren tener relaciones sexuales porque no las disfrutan. Y si tú no disfrutas una relación, al final el cerebro asocia sexo con sufrimiento y la libido disminuye. Todo funciona por un sistema de recompensa.

Esto deriva en una realidad. Las mujeres y sus parejas lo están pasando mal y no saben cómo pedir ayuda para resolver el tema. Muchos piensan que es un problema temporal pero no es así en absoluto, es un problema que no va a desaparecer a no ser que hagamos algo para resolverlo. Es un problema crónico y progresivo que solo va a ir a peor con el tiempo si no le damos la atención adecuada.

¿Cuáles son las buenas noticias en este sentido, cuando hablamos de sequedad vaginal?

Hay muchísimas opciones de tratamiento, desde complementos alimenticos a base de aceite de espino amarillo hasta terapia de estrógenos locales, que es segura y efectiva. También suelen funcionar bien los preparados a base de ácido hialurónico y obviamente el uso de lubricantes durante las relaciones sexuales. El tratamiento debe adaptarse a cada caso porque cada mujer es diferente pero una de las claves es la constancia si queremos ver resultados.

Esta situación de sequedad vaginal también afecta a los hombres de forma indirecta

Claro y es importante poder hablarlo con la pareja, ya sea estable o esporádica, de una forma totalmente natural sin avergonzarse de nada. La comunicación es fundamental.

Entiendo que la nutrición es absolutamente clave para mantener una buena salud en general e íntima en particular durante la menopausia

Absolutamente. Tú tienes que buscar reeducarte nutricionalmente para entender qué nutrientes te hacen falta para tu cuerpo funciones correctamente. Es muy posible que debas recurrir a complementos nutricionales que te pueden ayudar a suplir lo que no estás comiendo o lo que no toleras pero tu cuerpo necesita. Y eso solo se puede hacer de forma personalizada

¿Algún consejo que puedas dar en este sentido?

El primer consejo que le doy a todo el mundo es que cocine en casa y que intentemos buscar alimentos naturales, evitando los ultraprocesados. Tenemos que trabajar la masa muscular porque durante la menopausia vamos a tener una disminución de masa muscular. Es fundamental el trabajo de fuerza, que es cualquier ejercicio donde haya que aguantar cargas, donde el músculo se exponga a carga. Entonces se combina el ejercicio de fuerza con una dieta que tenga una suficiente cantidad de proteínas.

Insistes mucho en el ámbito intestinal….

Sí porque otro cambio que ocurre es que cambia la flora intestinal, la microbiota, por el cambio hormonal. Tenemos que mantener nuestra microbiota lo más sana posible y eso se logra con todo lo que estaba explicando anteriormente. Ejercicio físico, alimentación, dieta antiinflamatoria, dormir bien, meditar, reducir la carga de estrés…

Mucha gente lleva una vida relativamente saludable por motivos de estética no de salud. Qué opinas sobre esta tendencia?

Estos cambios no deberían hacerse por un tema estético sino por un tema de salud. Es entonces ahí cuando empieza el verdadero cambio porque si lo haces solo por estética te acabas cansando.

¿Por qué es importante considerar los hábitos saludables en nuestra vida diaria?

Todas las áreas que ya hemos mencionado, tomar en cuenta todos esos hábitos saludables definitivamente nos va a apoyar, nos va a ayudar y, muchas veces, vamos a necesitar también de un especialista para, ya sea que nos haga terapia o nos recete un fármaco si es necesario, si estamos en una situación que lo amerita, por un tiempo, para poder sobrellevar esa situación y estar bien nuevamente. Porque recordemos que sin salud mental no hay salud.

¿Qué papel juegan las emociones en nuestra salud mental y física?

Claro, yo creo que hay que entender que las emociones no vienen del corazón, digamos, vienen de la mente, de las hormonas y todo eso. Entonces, no tienen tanta importancia, o sea, no tenemos que apegarnos mucho a ellas. Simplemente hacer cosas para cambiarlas. A veces nos apegamos a las emociones de «me siento triste, Dios mío, estoy triste». No, tú te puedes sentir triste, pero eso puede ser por muchos factores: porque no has dormido, por las hormonas. Entonces, tienes que hacer cosas, como bien dices tú, para cambiarlas: hacer ejercicio, alimentarte bien, pensar en cosas buenas que tienes en la vida, gratitud. Estas cosas parecen tonterías, pero no lo son, porque realmente cambian las emociones. La ciencia demuestra que son muy efectivas. Cosas muy sencillas, como agradecer antes de dormirnos por tres cosas.

¿Cómo podemos gestionar mejor nuestras preocupaciones y vivir en el presente?

Yo creo que algo tan sencillo ya nos cambia el estado mental, porque en la noche es el momento donde uno tiende a pensar que todo va a ser más grave de lo que en realidad es. Recordemos que más del 90% de las cosas por las que nos preocupamos no llegan a suceder nunca y que, como tú bien acabas de decir, que yo creo que es el meollo del asunto, llegar ahí ya cambia la vida. La mayoría de problemas graves, situaciones, todas están en la mente. Realmente, vivir en el presente, vivir el aquí y el ahora, vivir en un estado de mindfulness, o sea, de atención plena, mejora muchísimo la salud. Porque te das cuenta de que la mayoría de cosas ya pasaron, ya están en el pasado, ya no puedes hacer nada para cambiarlas, o están en un futuro donde tampoco puedes hacer nada. Es decir, te vas al futuro a preocuparte por cosas que a lo mejor ni van a pasar, o te vas al pasado a lamentarte. Entonces, en el fondo, te estás perdiendo del presente. Nos estamos perdiendo este presente que es lo que tenemos y es donde podemos actuar.

¿Qué beneficios tiene soltar el control y aceptar las cosas que no podemos cambiar?

También entender que hay cosas que no vamos a poder cambiar ni controlar. Soltar ese control continuo también nos da mucha paz. Porque nosotros podemos incidir sobre ciertas cosas. Mira, yo puedo cumplir los tratamientos que me dijeron, puedo hacer una lista de compras saludable, puedo cocinar mejor, puedo escuchar música, puedo tener una rutina. Eso es lo que yo puedo hacer para cambiar el mundo, porque si yo estoy mejor, puedo ayudar a otras personas y esa energía también se contagia. Si yo estoy mal, todo mi entorno va a estar mal. Las mujeres muchas veces nos metemos mucha culpa y mucha carga y nos sacrificamos. Entonces, llevamos como que tenemos que tener todo el peso y sufrir. Eso no puede ser así, porque sobre todo si somos cabeza de una familia, si somos cuidadoras o tengamos el rol que tengamos en nuestro trabajo, con nuestras amigas, si nosotras estamos bien, podemos mejorar todo el entorno que tenemos alrededor. Vamos a estar más capacitadas para ayudar y para avanzar en nuestras propias vidas, y eso siempre va a ser mejor para el resultado, es decir, para poder apoyar a todos los demás. Si nosotras estamos mal, no ayudamos a nadie. Y todo eso que tú dijiste de los pensamientos, que uno se mete ahí en el pensamiento y entra en el bucle y no sale. Eso primero te gasta energía, te gasta un montón de energía, y luego llegas al final del día y dices «Estoy cansada, ¿y por qué estoy cansada?» Porque estamos todo el día dándole a la cabeza y pensando.

¿Cómo se puede lograr un mejor manejo de nuestros pensamientos y emociones?

¿Cómo se logra eso? Eso es un entrenamiento que se logra con la meditación. La meditación es otra palabra que es como la menopausia, que la gente la escucha y se asusta, huye la mayoría de la gente porque piensa que es poner la mente en blanco, que tenemos que estar ahí como unos monjes tibetanos. Eso tampoco es así. Todo el mundo puede meditar y tenemos que empezar por poquito. Yo a mis pacientes les recomiendo, aunque sea 5 minutos de tu día, pero trata de ponerlo siempre a la misma hora, que sea una rutina estable, porque la rutina es lo que va, la repetición es lo que va a crear al final el hábito y es lo que te va a hacer que veas los efectos a largo plazo. Sentarse allí a observar la respiración, a observar cómo está el cuerpo, escucharte qué emociones tienes allí, como tú dijiste, todas las emociones son válidas. La tristeza es válida y es necesaria. La rabia, la ira, todas son válidas y necesarias. No hay emociones malas o buenas, lo que pasa es que hay unas que son más cómodas y otras son más incómodas y no las queremos vivir, pero todas hay que sacarlas y todas son necesarias. Cuando uno se escucha y va viendo y empiezas a dejar pasar esos pensamientos, no metiéndote dentro de ellos, sino dejándolos pasar como en forma de curiosidad, observando cada pensamiento, ahí es donde se consigue la calma. Eso es un trabajo de repetir, repetir, repetir, y poco a poco nos vamos dando cuenta de que las cosas van a seguir sucediendo. No va a ser una receta mágica para alcanzar la felicidad, que de paso es un mito, sino que nos van a seguir ocurriendo cosas desagradables o malas, o desafíos importantes. Pero vamos a tener más herramientas para poder afrontarlas y para vivirlas sin tanto sufrimiento. Ese va a ser el cambio que vamos a observar. Cuando me pasan cosas como una pandemia, una crisis, me echan del trabajo, o se enferma alguien que para mí es importante, pero yo tengo más herramientas, tengo más fortaleza espiritual y tengo más capacidad de ver el futuro con esperanza y no agobiarme y hundirme por todas esas cosas negativas que nos pueden pasar. Entonces, la vida cambia, la vemos desde otro estado de conciencia y nuestra salud sufre muchísimo menos.

¿Por qué recomendaría la meditación y cómo fue su experiencia personal con ella?

Yo a todo el mundo le recomiendo empezar a meditar. Es bueno oír profesionales de la salud que recomiendan este tipo de cosas, porque estamos acostumbrados a un profesional de la salud un poco más encajonado en su especialidad y ya está. Pero esto es maravilloso. En mi experiencia, en el momento en que entiendes que no hay control de nada, ni siquiera de lo que tú sientes, porque esto claro va como va. Solo tienes control de cómo tú te lo tomas o lo que haces tú. Eso sí, pero cuando entiendes esto y simplemente intentas estar en el presente, porque es lo único que tenemos, realmente nos cuesta aceptar, pero es así. El pasado ya pasó y el futuro no lo podemos saber. Entonces, cuando aceptas esto y lo vas trabajando con la meditación y otro tipo de técnicas, pues al final acabas cambiando la percepción de la vida y de todo. Es un despertar que ojalá todo el mundo lo tuviera. Nos llega a todos en un momento distinto. A mí me llegó en un momento que lo necesitaba porque tenía dos niños pequeños, hacía guardias, atendía partos, tenía unas agendas que no le recomiendo a nadie. Hoy en día, creo que iba con demasiada carga mental. Yo la toleraba bien, porque no sé, también era más joven, pensaba que era lo que había y ya está. Decidí empezar a hacer yoga y hacía una clase de yoga al mediodía. Tenía dos consultas, una en la mañana y otra en la tarde. La de la tarde era el viernes y salía súper tarde, agotadísima. Dije, bueno, al mediodía como rápido, pero yo quiero hacer mi clase de yoga. Fue una instructora que nunca más la volví a ver, pero le doy las gracias porque ella creo que hizo ese cambio que yo necesitaba. Nos explicaba un poquito, nos introdujo a la meditación y nos explicaba todo eso que tú estás diciendo, de cómo conectarnos con nuestro cuerpo, cómo escucharnos, cómo calmarnos. Yo salía tan feliz, salía con un brillo en la cara que la gente me decía «¿De dónde vienes?» y por allí me fui metiendo. Me dio muchísima curiosidad, empecé a leer muchos libros. Sigo mucho al Dr. Mario Alonso Puig, que me encanta. Leo personas sabias de todo lo que es la neurociencia y el desarrollo cerebral, psicólogos. Creo que ha hecho la diferencia en mi vida y también en mi enfoque de ver la medicina. Así que es algo que yo honestamente le recomendaría a todo el mundo empezar a explorar. No hay diferencia entre que empieces a meterte allí, a entender cómo funcionamos, a vivir como pollos sin cabeza, sin conciencia, de un lado a otro, sin saber ni a dónde vamos ni por qué. ¿Por qué tenemos tanta prisa? No nos paramos a mirar y al final perdemos la empatía, perdemos la capacidad de relacionarnos con nuestro entorno y de ver los milagros que pasan cada día y los detalles maravillosos de la vida, que al final es lo que tenemos. Bueno, ya no voy a añadir nada más porque creo que ha sido una conclusión increíble y además se nos está acabando el tiempo, porque tampoco quería hacer una entrevista super larga.

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