El cacao ha sido en las últimas décadas uno de los alimentos más estigmatizados por la sociedad, que lo relaciona directamente con calorías, azúcar y mala salud en general. Nada más lejos de la realidad. Una cosa es el chocolate con leche, el blanco y demás variedades y otra cosa muy distinta es el cacao puro, ya sea en polvo, en semillas, manteca etc.
El problema con las tabletas de chocolate que encontramos en el súper o en otros establecimientos, es que contienen muchísimas cosas más que cacao. Además, a menudo, los ingredientes que contienen están refinados (con lo que el cacao que tienen no es puro) y poseen muchos azúcares y grasas. Eso es lo que verdaderamente lo convierte en perjudicial para la salud. Lo mismo pasa con la pasta blanca y refinada, la primera no es especialmente saludable y, en cambio, la segunda contiene muchísimos nutrientes buenos para nuestra salud.
El cacao, fuente importante de magnesio
Los beneficios de este alimento son infinitos, pero una de las más destacadas es que es una potente fuente de magnesio, lo que lo convierte en una solución estupenda para mantener nuestros músculos en buenas condiciones.
Es un potente antiaging, ya que es muy rico en sustancias antioxidates como los flovanoides. ¡Además, ayuda a tener una piel radiante!
Pero no acaba aquí, este maravilloso ingrediente también contiene zinc (bueno para las uñas, piel y cabello), vitamina E (ideal para cicatrices y estrías), cobre, fósforo, hierro…¿seguimos?
Además, te pone de buen humor
Gracias a su capacidad para producir serotonina es un potente antidepresivo, mejora nuestro estado de ánimo, minimiza los síntomas de la ansiedad (controla la hormona del estrés) y nos proporciona energía. Ah, por último, y no menos importante, también está indicado en casos de falta de líbido.
Eso sí, es muy importante que lo consumamos puro, ya sabéis eso de que cuanto más negro mejor.
Así que ya sabéis, ¡a introducir este superfood en nuestras dietas!
