El cerebro humano
El cerebro humano comienza a desarrollarse poco después de la concepción, formando un sistema muy complejo de conexiones que continúa desarrollándose a lo largo de toda la vida.
Este sistema de conexiones son las redes de procesamiento de información, responsables de nuestros pensamientos, sensaciones, sentimientos y acciones.
El tamaño total del cerebro es aproximadamente el 90% de su tamaño adulto a la edad de 6 años, sin embargo las conexiones semejantes a las de un adulto no se desarrollan por completo hasta aproximadamente los 20 años.
Nutrición
Del mismo modo que el corazón, el hígado, los riñones o los pulmones, el cerebro necesita un ambiente saludable para realizar sus funciones.
En el caso del cerebro especialmente, necesitamos toda la gama de nutrientes esenciales, ya que realiza funciones que requieren mucha energía. Ya que, aunque es alrededor del 2,5% del peso corporal, el cerebro consume una cuarta parte del oxígeno y el suministro de sangre del cuerpo cuando está en reposo.
Por lo tanto, proporcionar una buena alimentación es muy importante para garantizar un desarrollo y un aprendizaje saludable, especialmente durante la infancia, aunque a menudo se pasa por alto.
Desarrollo intelectual
Las investigaciones han demostrado una relación entre la dieta, la salud cognitiva y el comportamiento.
En un estudio en que participaron adolescentes de 14 años con un patrón de dieta poco saludable (alta en grasas saturadas, azúcar y alimentos procesados) mostraron una capacidad cognitiva inferior 3 años después, con 17 años.
Del mismo modo, niños de 3 años de edad con el mismo tipo de dieta poco saludable, mostraron un resultado de cociente intelectual inferior a los 8 años, en comparación con aquellos que habían seguido una dieta saludable, completa y equilibrada.
También observamos efectos a corto plazo, por ejemplo, con el desayuno.
Todos conocemos la importancia del desayuno para empezar el día con energía, ayudando a mantener la atención y la concentración, sin embargo, la calidad es importante, ya que, por ejemplo, los cereales que contienen mucho azúcar, disparan los niveles de glucosa y luego caerán de nuevo, produciendo un bajón cognitivo.
Para contribuir al desarrollo intelectual, las capacidades cognitivas y mantener unos niveles de glucosa en sangre sostenibles, es recomendable desayunar alimentos altos en fibra y en proteína.
Por otro lado, un meta-análisis que analizó 15 ensayos clínicos controlados por placebo, demostró que los aditivos artificiales en los alimentos, como los colorantes, incrementan la hiperactividad en niños sanos.
Es importante evitar los alimentos procesados.
La importancia de los ácidos grasos
Cuando se trata de nutrientes esenciales que influyen en la concentración y el comportamiento de los niños, los ácidos grasos esenciales (Omegas), que se encuentran en pescados grasos como el salmón, el atún y la caballa, las algas, verduras, nueces y semillas… son de los más investigados, por diversas razones.
El peso seco del cerebro está compuesto por un 60% de grasa y el ácido Omega-3 docosahexaenoico (DHA) está más concentrado en el cerebro que en cualquier otro lugar del cuerpo.
Las grasas Omega-6 también son importantes para la función cerebral, aunque las dietas occidentales suelen tener versiones poco saludables en los alimentos.
Es preocupante que los estudios han encontrado que la mayoría de los niños no obtienen los Omegas esenciales suficientes, y que deben provenir de la dieta, porque nuestros cuerpos no pueden producirlos.
En general, una revisión de estudios europeos de 2017 encontró que solo una cuarta parte de la población consume la ingesta diaria recomendada de los dos importantes ácidos grasos: EPA y DHA.
Muchas investigaciones han demostrado niveles particularmente bajos de Omega-3 en niños que tienen problemas de inatención e hiperactividad.
Es importante destacar que un conjunto de ensayos clínicos ha encontrado mejoras en la atención, hiperactividad e impulsividad después de la suplementación, específicamente con la fórmula de EPA:DHA:GLA=9:3:1
En general, los estudios y metaanálisis señalan que, aproximadamente, suplementando durante al menos tres meses, las mejoras tienden a aparecer y aumentar con el tiempo: por ejemplo, un ensayo australiano demostró que la atención mejorada y la hiperactividad seguían mejorando después de seis meses con suplementación.
Aunque dichos estudios han tenido resultados positivos, algunas personas responden mejor que otras, posiblemente aquellas que tenían niveles bajos de Omegas desde el principio.
También es posible que necesiten más que Omegas, no solo otros nutrientes, sino también otro tipos de apoyo para mejorar la concentración y aprender a controlar el comportamiento.
A la hora de elegir un suplemento
No todos los suplementos son igual de efectivos, ya que debemos prestar especial atención a la fórmula, componentes y cantidades que los suplementos ofrecen. Es importante asegurarnos de que el suplemento en cuestión está avalado científicamente para garantizar buenos resultados.
En conclusión, teniendo en cuenta que es muy difícil obtener mediante una dieta tradicional los ácidos grasos esenciales que nuestro cuerpo necesita, es muy recomendable la suplementación.
Los ácidos grasos esenciales juegan un papel clave en el mantenimiento de la salud, en particular en el desarrollo del cerebro. El aceite de pescado y el aceite de onagra son fuentes naturales de ácidos grasos Omega-3 (EPA y DHA) y Omega-6 (GLA).