El verano no es precisamente la mejor época del año para descansar, ya que su llegada puede provocarnos un importante gasto de energía. Los motivos son muchos y variados: cambios de rutinas y hábitos. También las vacaciones de los niños, horarios alterados, viajes, alimentación deferente, el calor, etc.
Todas las novedades que trae consigo el verano, además del calor, pueden hacernos perder la energía sin que apenas nos demos cuenta. Por eso conviene prevenir y tener en cuenta una serie de pautas tanto para conseguir un plus de energía. También para poder recuperarla rápidamente si vemos que nos fallan las fuerzas.
Qué hacer para conseguir un extra de energía veraniega
Conseguir toda la energía necesaria para pasar el verano sin fatigarse es mucho más sencillo de lo que parece. Aunque toque viajar a la otra punta del mundo, pasarse el día persiguiendo a los niños mientras hacen travesuras o soportar calor. Basta con cuidar algunos aspectos de la alimentación y el descanso para no caer rendido.
En efecto, no importa que cambien las pautas de sueño y de comidas. Es conveniente adoptar algunos hábitos y costumbres durante el verano que nos ayuden a ganar más energía:
- Dormir entre siete y ocho horas. Con el calor llega la dificultad para dormir. Conseguir dormir ocho horas de un tirón en ciertas zonas es un poco complicado. En caso de no descansar suficiente por la noche, es aconsejable echar una pequeña siesta tras la comida.
- Empezar al día con un buen desayuno. Suena a tópico, pero el desayuno es la comida más importante del día. Cuando se toma han pasado bastantes horas desde la cena. Por eso, no es conveniente ni saltárselo ni hacerlo de cualquier manera. Un ejemplo de desayuno equilibrado y que aporte mucha de la energía necesaria para el día estará compuesto de algún producto a base de cereales, fruta y lácteos.
- Aumentar la ingesta de fruta. Con el calor, la sensación de hambre desciende. Por eso es importante comer alimentos que nos aporten los nutrientes necesarios: vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes. Además, las temperaturas elevadas hacen que aumente la deshidratación corporal. Por ese motivo se precisan más líquidos y menos calorías En este caso, la fruta es perfecta, sobre todo la de temporada. El melón, la sandía o el melocotón son perfectos en estos casos. No olvidemos los cítricos, que aportan vitamina C. En verano conviene tomar dos o tres piezas de fruta diarias.
- Procurar hacer cinco comidas diarias, repartidas a lo largo de la jornada. Al tener menos hambre por el calor, es conveniente hacer varias comidas frecuentes al día.
- Beber mucha agua. Al beber agua en abundancia se evita la deshidratación del cuerpo, lo que deja al organismo sin energía y altera su funcionamiento. Además, si está fresca, aumentará la sensación de bienestar por el alivio del calor.
- Tomar alimentos de alto contenido energético. Hay alimentos que, ingeridos a diario, nos pueden proporcionar un aporte extra de energía. esto en verano viene muy bien. Por ejemplo, el polen, que aporta vitaminas del grupo B. Estas son perfectas para evitar el cansancio. También las nueces, que son ricas en el ácido graso esencial omega 3, vitaminas de los grupos B y E, calcio, hierro, magnesio y potasio. Y no hay que olvidar el chocolate, rico en magnesio, aunque hay que comerlo con moderación por su riqueza en grasas.